La organización del mundial de Qatar 2022 ha demostrado una vez más, que la industria del entretenimiento puede transgredir las normas e incluso sobre ponerse sobre la dignidad y la vida de las personas si fuese necesario crear todo un artificio que promueva el hedonismo en el estado mas puro dentro de la psique colectiva.
“El futbol, la cerveza y sobre todo los juegos de azar, llenaban el horizonte de sus mentes. Mantenerlos en control no fue difícil”. Orwell mediante este aforismo infirió la lógica instrumental que se opone a la individualidad de cada persona y que fácilmente se puede extrapolar hacia el mundo del espectáculo en donde gana el mejor postor, en este caso la FIFA.
6500 decesos causados por largas horas de trabajos forzados a altas temperaturas no fueron suficientes para exasperar en los más mínimo a los fanáticos adolecidos por la fiebre futbolera. Esta fiesta que tiene un mayor parecido a una tragedia moderna nos demostró una vez más el triunfo del entretenimiento sobre la lógica y el sentido común.
A pesar de que todos buscamos distracciones ante el ritmo ajetreado de vida que nos fue impuesto, obviamos cuán importante es cuantificar y seleccionar críticamente lo que consumimos a tal punto que obviamos si quien modela nuestra opinión es la autoridad del Führer o de Mickey Mouse.
A pesar de todo esto, ¿La ironía de nuestro consumo podrá llegar a insensibilizarnos ante la perversión en la que nos encontramos sumidos?, ¿Será que podremos reivindicarnos en algún momento? O ¿Simplemente viviremos felices para siempre?
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