Demasiada cobertura a personas que realmente no pasan de la charla en una cantina en bar en donde las opiniones conjugadas quedan sepultadas en la embriaguez que no da cuenta de la estupidez. Y si es así en cambio solo calla y otorga, sino a través de un gesto de desaprobación demuestra esta emoción. Ahora por doquier los lideres de opinión diciéndonos que consumir, pero no sabemos porque consumirlo; tu carta ascendente astral en ascendente…Tu signo zodiacal…Los números…La energía…Solo vitaminas de mareo y tambaleo. Filosofía barata embalada herméticamente, encapsulada y adornada con un montón de palabras ampulosas. Convence a unos cuantos y aborrece a muchos otros, pero bien hay que lucrar con la atención de las personas, con salvoconductos que nos ayuden a espectar la vida de una manera mas sobrellevadera. En fin, tenemos un algo en el cual ama\pararnos ante la deriva del mundo.
-¿Otro Whisky escocés Mr. Peña?
La espasmódica figura de cuatro hombres desprolijos era efusiva en los pensamientos de Mr. Whsky escocés, pero era difusa a través de la óptica de los cristales de las botellas a través de las cuales se dilucidaban las figuras. El estado etílico de esta elite ascendía estrepitosa ante el drenaje de la barrica de roble blanco escoces en estado anejo con previo almacenamiento de jerez, ya que se habían acabado todas las reservas del Single Malt Whisky.
Ya mucho no se nos dice como pensar sino como pensarlo, perfecta dosis de satisfacción, coctel de norepirefrina, endorfinas y dopamina que como en intravenosa recorre nuestro organismo. Sin percatarnos hemos recaído en un juego de persecución continua del cual somos rehenes con síndrome de Estocolmo.
– ¿Otro vaso Mr. Peña?
– La cuenta por favor
Las tenues, pero paradójicamente vivaces miradas recorrían la cantina, intrincadas sobre si mismas sin un foco especifico, solo divagando en aquello entre lo que divide a los pensamientos de las palabras, las miradas se disparan como la luz refractada a través de un prisma.
*Un schop cervecero resuena en eco sobre el apoya vasos; aun húmedo y frío.
Aferrándose a si mismo y a regañadientes, rumea en su mente la dicotomía entre lo ocasional y lo establecido. Dando lugar a que si todo lo que alberga sus pensamientos no es mas consecuencia de lo que aflora de la situación circundante o si es parte del espíritu de la época que le repugna. Los 15 segundos de fama que abarcan la mente de todos los espectadores y los cohíben hipnóticamente en la idea que ellos pueden ser los próximos participes de la gran pantalla del espectáculo continuo, narcicismo innegable que alimenta en forma gradualmente adictiva el egoísmo del propio ser; determinada obsesión con nosotros mismos, con nuestro deseo de pertenecer a algo mas grande. Se revela una incesante búsqueda exterior de conciliación interior que solo se consigue mirando por el ovillo de nuestra permeada estructura sináptica, paradójico leitmotiv agonizante.
*La puerta de la cantina revolotea retornando al mismo movimiento al ocaso siguiente, para que el vaso medio lleno se situé en el aposento habitual, mientras la luz se despoja de todo lo que cubre mientras cada objeto absorbe la inmensidad de la noche. Mr. Peña pertenece al lugar tanto como el lugar le pertenece a él, algo propio y suyo habita aun en su ausencia. Ahí habita su dosis catártica diaria.
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