Peinaditos perfectamente aliñados con gel para las clases de las 10:45. Buenos días!!! Buenos días, asienten los alumnos en condescendencia. Como describió Sartre; su proceder se asemeja a: “El alumno atento que desea estar atento, con sus ojos clavados en la maestra y sus oídos bien abiertos, ¡se agota de tal modo representando el papel de atento que termina por no escuchar nada”. En palabras llenas al final de cuentas todas las palabras fueron oídas, pero no escuchadas, pasaron como el ventarrón que abarrota las puertas en su marco. Michael Scott no usa TikTok por ser un producto basura de consumo posmoderno sin embargo prefiere a Foucault, el mismo exclamo: “Leí algunas frases en algún sitio web y me sentí identificado. (De dudosa procedencia pensé jocosamente hacia mis adentros*). Empero esas frases constan de un contexto a través del cual obtienen su significación. Si agarras un periódico y lees los titulares, da lo mismo, es información abstracta…lo estas leyendo al revés; “SINDICALISTAS ASEGURADOS REALIZAN UN BLOQUEO Y PROTESTAN”. Bien, si vas por diferentes contextos sociales con un microdiscurso, convencerás. ¿Pero si nos sentamos un momento a conversar, Que tienes por decirme acerca de toda la parafernalia? Tranquilo, no quiero saberlo ni mucho menos tú, no eres para nada pedante ni tampoco lo soy yo, simplemente estamos imbuidos en la relación de compartir algo; una cuestión de camaradería circunstancial le llamo.

Agradezco el espacio compartido en complacencia, si algo llegase a despertar en mi con todo el interés y afán llegare a mi casa a buscar algo sobre el tema, tal vez lo comentemos mañana, tal vez no, es una dicotomía que se mantendrá al margen de la incógnita.

 

Tal vez quiera causar alguna impresión con mi conocimiento como tal vez tú lo hiciste, según mis presunciones. No me importa el sabor de tus medias, ya me encuentro a media cuadra del megáfono que resuena con las voces en correspondencia, armonía y asentimiento. El fragor cada vez se intensifica más, la voz nace no del diafragma sino de la apresurada y asfixiada necesidad sin atender. Se acabó, la banda de música escolar ya comienza a tocar en la cuadra paralela y silencia a los desfavorecidos que abogan por una necesidad común que repercute más allá de las narices de los involucrados, nos involucro a todos indirectamente, sin darnos cuenta ese descontento se transfigura en el odio común exultante en la atmosfera, donde los claros de luz están transgredidos, entremezclados con capaz de smog. Pero, en fin, es parte de la cotidianidad, del bucle que los aloja.

 

A la postre se yuxtapone el sueno profundo de una adulta mujer, la cual yace en uno de los lados de la cama, acurrucada, en compresión contra si misma para darse calor y sustento; sustento en el sentido de quien la abrace y la contenga. El paso de los anos a algunos los empuja hacia el confort de lo inevitable y a otros hacia el abismo de la soledad autoinfringida por ese estado de no retorno hacia los instantes en los que todo parecía tener brillo por si mismo, queda relegado a la remembranza, ahora ese sentido ya no esta depositado en el impredecible acontecer sino en el inalterable entorno que es más como una caja de Skinner.

 

Las relaciones con las visitas cambiaron, antes era para compartir los buenos momentos, ahora no quedan mas para perpetuar el consuelo, muchos perduran tanto ‘en las buenas como en las malas’. Muchos se quedan solo en la primera instancia, el tiempo tan acelerado no da lugar para los demás que en otrora compartían la sobremesa sin relojes circundantes o puede que los demás siempre funcionaron como un medio para sus egoístas fines, como una servilleta al sesto. Mientras los que si pasaron a la segunda instancia sienten una afectación compasiva como si fuesen ellos los que están postrados ahí, otros por inercia de la buena voluntad que fue adquirida tradicionalmente como herencia de los valores familiares; solo pasan las horas al igual que ellos. Pero entre estas dicotomías hay una pequeña vía que se estrecha en diminuendo a medida que las personas que recorren el frondoso sendo que va palideciendo como si el otoño marchitase todo, quien lo recorre concomita con las dimensiones de su psique; desilusión, frustración, descontento, impotencia. Son fugaces, no tienen ningún desvío que los conduzca hacia cualquier otro extremo de los dos caminos ni siquiera para avizorarlos.

Al igual que la adulta mujer solo esperan su inevitable destino. Perdedores hermosos, fugaces. No tienen vía de despegue de su anclaje, solo conocerán esta vía a plenitud como si esta se hubiese convertido en su única posibilidad, trotamundos de callejones con libertinajes de idas y vueltas que no conducen a ningún lado. Sin embargo, arrastraran una gran carga a través de la pronunciada cima que solo puede ser percibida por ellos, así la concibieron desde sus retorcidas aristas cúbicas. Llegarán las largas noches en las cuales se contraerán en sí mismos; inalterables. ¿Qué más podrían hacer?